Jorge Jimenez Deredia
La alquimia en el arte y en el cosmos
Por Mauricio Aguilar García
Como quien descubre la alquimia y el más recóndito secreto de la unión del microcosmos con el macrocosmos; así visualizamos, una vez más, la espléndida obra de Jorge Jiménez Deredia.
Este artista costarricense, desde la génesis de sus esculturas, nos muestra que cada línea tallada en su obra posee un alto nivel de significación. La metafísica que se esconde en sus preciadas esculturas, desde la década de los setenta hasta la actualidad, se concibe como una representación finita del mundo infinito.
De manera más que orgánica, su mensaje acerca del universo, la maternidad, el misterio de las esferas y la fusión del arte precolombino con el contemporáneo se aprehenden en cada obra que nos ofrece.
Un amor constante más allá de la muerte física será plausible en sus esculturas. El tópico del alma, como esencia, se pude vislumbrar en toda su vasta creación.
Dentro de la obra de Jiménez Deredia está el concepto del tiempo como elemento inmerso que trasunta y remite a toda la historia del ser humano. Las formas circulares: representaciones del útero, de la fecundidad, del nacimiento, de la cosmogonía, de la mujer misma; desmiembra todo elemento de nihilismo ante la vida.
Su arte compendia el pasado, el presente y el futuro; por ende, su obra ha trascendido más allá de un elogio al neoplatonismo en la concepción de la música perfecta, celestial y sublime que producen las esferas celestes; uno de los tantos mensajes enmarcados en el relieve de lo divino que presenta la obra de Jiménez Deredia.
El mundo como un confuso laberinto cobra una semántica diferente. Cuando se observa la obra de este artista, nuestro planeta se concibe como un gran escenario; y nuestra vida, como una prefiguración, configuración y refiguración de los enigmas más epítomes y perfectos del universo. El ser humano, como homo homini lupus, se metamorfosea con el fin de convertirse en un peregrino del ser, quien encuentra en lo telúrico y lo divino la composición armónica para el entendimiento de la existencia misma.
Una monumental exposición, prontamente, como todas las que este artista hace, nos espera en México. Jorge Jiménez Deredia. Una génesis para la paz es el nombre de esta magna exposición, en la que, una vez más, las esferas, como símbolo de la cosmogonía, serán las protagonistas. La preeminencia de la promoción por una cultura de paz fungirá como el convite que trazará nuestro eminente escultor a través de esta muestra.
El orbe superior y el orbe inferior son uno solo. La obra de este artista es, en síntesis, la imagen del mundo y del hombre; tangible en polvo de estrellas que se ha manifestado en el movimiento volátil y grandilocuente de sus esculturas.
Su obra, en definitiva, versa sobre el pensamiento de lo pensado; es decir, sus esculturas son un quiasmo; paralelismo simbólico de todos los tiempos y todos los espacios. Jiménez Deredia permite al espectador concientizar que las nimias experiencias consiguen, con la espera, la meta alcanzada en el viaje de la vida; un viaje acompañado por el cosmos en donde cada ser, en su individualidad, está unido en el todo y forma parte del todo.
Jorge Jiménez Deredia deja la Ruta de la Paz en Costa Rica
Por Maria Paula Campos
“Es el proyecto más importante que he hecho hasta el momento. Es como una gran utopía, un gran sueño, una gran idea de unir mitos, leyendas y tradiciones del continente americano, desde su historia más profunda, a la llegada de los españoles, hasta el momento actual”, así se expresó uno de los arquitectos y escultores más importantes de Costa Rica sobre su proyecto maestro: Ruta de la Paz.
Jorge Jiménez Martínez -Deredia para fines artísticos- nació en 1954 en la provincia florense. Desde los 13 años, le dedica la mayor parte de su tiempo a lo que más ama: el arte escultórico.
Ingresa al Conservatorio Castella (búsquese su libro más reciente Jiménez Deredia y la magia del Conservatorio Castella), lugar que presenció sus inicios, y a los cortos 22 años de edad emigra a Europa gracias a una beca; allí, en Italia, en el mismísimo centro de la historia y el arte, fue acogido para cumplir sus mayores anhelos.
Ha sido el único autor latinoamericano-y en el mundo- en tener una exhibición contemporánea en los principales sitios arqueológicos de la ciudad. El Foro Romano y el Coliseo, entre otras plazas y museos, fueron algunos de los escenarios de esta gran hazaña durante el 2009.
Tras seis años de trabajo, el 22 de junio inauguraba, históricamente, 60 piezas monumentales que engalanaron la capital italiana. El delicado montaje de 600 toneladas de mármol duró dos meses e involucró personal, maquinaria pesada, largos transportes y un tedioso trabajo. Fue visto, aproximadamente, por 15 000 y 25 000 personas a diario.
Vea aquí el video de la entrevista exclusiva que le concedió e…
Vea aquí el video de la entrevista exclusiva que le concedió el reconocido escultor y arquitecto Jiménez Deredia a nuestra Revista Image
Posted by Revista Image on jueves, 17 de diciembre de 2015
Asegura que el hecho de llegar a un país como Italia, que tiene una cultura milenaria y en donde le abrieron las puertas, fue un momento único. Permitir que la historia profunda de este país dialogara con la historia profunda de los pueblos americanos fue el argumento definitivo que logró la fusión artística deseada por Jiménez Deredia.
Anteriormente, durante el 2000 recibió la bendición papal de Juan Pablo II gracias a su escultura de San Marcelino Champagnat, en el Vaticano. También el municipio josefino le encargó una pieza honorífica del mismo pontífice, que está en la Catedral de San José desde el 2006.
A pesar de estas grandes ocasiones que le fueron concedidas, este personaje mantiene un perfil bajo y sencillo. “Fue una gran oportunidad, una cosa que hay que aceptar con mucha humildad porque es muy grande, pero que verdaderamente cambia la vida de un artista”, dijo al referirse a su participación en Roma.
Inspirada en nuestras raíces precolombinas, hoy la muestra se encuentra en Hacienda Espinal a orillas de la Ruta 27. Nueve grupos escultóricos y 40 esferas forman parte de la exposición que, en total, suma 650 toneladas de mármol trabajado.
“¿Por qué se llama la Ruta de la Paz? Porque cuando estamos bien con nosotros mismos no necesitamos luchar contra nadie ni quitarle nada a nadie, ya que hemos encontrado nuestro propio equilibrio”, explicó Deredia.
“Es como crear un hilo rojo que nace en Canadá y que va bajando a través de todos los países del continente americano hasta llegar a Argentina, y va tomando esos símbolos de la historia profunda y los va transmutando a la sociedad contemporánea”, afirmó.
Para el artista, Hacienda Espinal significa el lugar donde “va a estar albergada la espiritualidad del proyecto”. Al igual que en el viejo continente, la colocación de las piezas fue una ardua tarea que se llevó a cabo gracias a la inmobiliaria Garnier & Garnier. Con su colaboración hicieron posible la construcción de este parque dentro de nuestro territorio.
Deredia, a pesar de tener más de 30 años fuera del país, dice llevar a Costa Rica en el corazón, y es para nuestro pueblo un ejemplo de que los sueños grandes se pueden lograr sin perder la franqueza ni la noción de nuestras raíces. Para todos, Jiménez Deredia es un ser humano digno de nuestra admiración colectiva.