Arquitectura para la salud, proveedora de bienestar
Arquitectura para la salud, proveedora de bienestar
Un espacio lleno de color, donde los niños y las niñas pueden disfrutar de un área moderna, acondicionado con la mejor tecnología para impartir los más exitosos tratamientos, es lo que caracteriza la remodelación de la Unidad de Terapia Recreativa del Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera.
En setiembre del 2014, luego de seis meses de construcción, se abrieron las puertas del proyecto de 430 m2 de área, cuyo diseño arquitectónico estuvo a cargo de la empresa Maggi Cercone y Asociados.
Para la creación del novedoso espacio, se utiliza uno de los patios del antiguo Hospital Siquiátrico Chapuí, situado dentro del nosocomio para niños; allí antes de desarrollar los cambios, se encontraba la sala de juegos principal; sin embargo, era afectada por la lluvia y el calor desmesurados, impidiendo que los pacientes disfrutaran de un momento ameno.
La estructura arquitectónica se basa en un área libre de paredes, eficaz para los juegos infantiles. Su diseño contempla divisiones definidas por moblaje de altura baja, que fraccionan las diez estaciones que entretienen a los pequeños; entre ellas, la de mayor importancia es la de tipo Snoezelen: primera sala multisensorial en un hospital público de Centroamérica y el Caribe; esta estación es uno de los pocos espacios cerrados, junto a las bodegas y servicios sanitarios.
Cubiertas por láminas de colores vibrantes, que permiten la ventilación natural y el paso de la luz, se encuentran todas las estaciones que acoge la Unidad de Terapia Recreativa: la de lectura, la de videojuegos, el tallercito para actividades didácticas, la biblioteca con el propósito de motivar la lectura, el anfiteatro para eventos recreativos, el cine con una pantalla gigante, el club con juegos (estación movimiento) para los niños más grandes con el fin de que se ejerciten, la de preparación de alimentos y; por supuesto, la multisensorial.
En su interior, la construcción tiene una estructura de acero pintado de color blanco, en honor a las columnas que equilibraron las pérgolas de madera y las veraneras que habitaban en el antiguo hospital siquiátrico.
El resultado es un lugar lúdico donde los niños y niñas se rehabilitan, comunican y dejan el estrés a un lado, adecuado para el mejoramiento de la salud física y la parte emocional de los pacientes que disfrutan de un atractivo diseño, adaptado a las condiciones climáticas del lugar.