Afinidad con lo rural
Afinidad con lo rural
Fuera del ajetreo citadino, en Cot de Cartago, se encuentra esta vivienda moderna la cual se construyó en la tradicional campiña de zona alta costarricense, en medio del verdor y la vida apacible. Es contemporánea mas no recargada como para romper el paisaje agrícola que la rodea.
Todo el conjunto exterior nos da la sensación de libertad, no hay obstrucciones visuales y lo primero que llama la atención es su amplia vista hacia las montañas de Talamanca. El viento fresco y frío llimpia los pulmones de sus residentes y visitantes; dan ganas de abrir los brazos, respirar hondo y dejarse llevar por la pureza que ofrece el ambiente.
Cuando el sol se oculta de repente por la nubosidad, como es usual en el sector , la baja en la temperatura obliga a penetrar en el recinto. Dentro, el diseño sigue invitando a disfrutar de la panorámica a través de sus grandes ventanales a lo largo del salón principal; seguimos bajo el efecto de estar al aire libre incluso en su interior
El arquitecto encargado Luis Diego Fernández explica que el proyecto inició hace tres años y buscaba tener lo último en tecnología y vanguardia dentro de un marco rural. “Me doy cuenta que a lo largo del tiempo se ha dejado una tradición de casa de hacienda y esta es como la última de la línea. Me quedaba entonces, reinterpretar el tema de la casa campestre pero esta vez con una visión muy de avanzada, pensada en el siglo XXI”, manifestó.
El complejo, con el fin de abrirse al espacio y aprovechar la vista, fue separado en tres pabellones. Uno es donde se encuentra la parte más privada, es decir, las habitaciones; otro más social donde está la cocina y la sala de televisión y; por último, uno de servicio. Fernández explica que una de estas alas es más sinuosa, mientras que la otra mantiene una forma más cuadrada y geométrica, con el fin de alternar entre lo cúbico y lo curvo .
La vivienda es el producto de mentes locales pensando con una visión global, donde la tranquilidad de las fincas converge con la contemporaneidad. Es un lugar donde se puede permanecer a plenitud, como bien dijo Fernández, “la arquitectura más que hablarla se vive y se siente…”.