Iluminación y eficiencia energética, ¿cómo aplicarla en casa?
La preocupación por el medio ambiente y el ahorro de energía en los proyectos de hoy es mucho más que una tendencia; es una necesidad urgente.
Hemos ido avanzando hacia una mayor consciencia de nuestra responsabilidad con la Madre Tierra y, si bien la construcción es una actividad que siempre será de impacto negativo para el medio ambiente, se han tomado acciones en cuanto a diseño y procedimientos que implican una disminución en este impacto. Diseño de arquitectura bioclimática, uso de productos que utilizan prácticas responsables y certificaciones como LEED, son ejemplo de algunas de estas acciones.
La iluminación fue probablemente una de las tecnologías de la construcción pionera en el tema del ahorro y la eficiencia energética; prueba de ello es el surgimiento del tubo fluorescente ya desde la primera mitad del siglo XX.
Pero como es sabido, muchas veces el uso de nuevas y mejores tecnologías viene acompañado de un alto precio. La pregunta, más allá de la conciencia ambiental, siempre es: ¿vale la pena la inversión?
La respuesta es siempre la misma: depende… Tanto a nivel industrial como comercial, la inversión se recupera más rápido, principalmente por la cantidad de horas de encendido y los altos costos de mantenimiento. En casa, en cambio, un sistema de iluminación típico representa alrededor del 10% del consumo eléctrico total; mucho menor que la cocina, la secadora o el aire acondicionado (si se tiene), pero para nada despreciable.
¿Significa esto que debemos olvidarnos del ahorro en la iluminación de casa? ¡Para nada! Simplemente significa que el tiempo en el que recuperaremos nuestra inversión será un poco más largo, aunque la factura eléctrica nos mostrará resultados inmediatos. Si su casa cuenta además con un sistema de iluminación más complejo, entonces los ahorros que percibirá serán mayores.
A continuación, les presento algunos criterios que debe conocer previo a cambiar todas las lámparas de su casa.
¿Cómo sabemos qué tipo de tecnología escoger?
Es probable que tenga instalada tecnología incandescente en la mayoría de espacios de su casa y en otros tenga fluorescente. El bombillo convencional y el halógeno tipo “ojo de buey” son tecnología incandescente. Esta está desde hace varios años prohibida en muchos países debido a su alto consumo y emisión calórica.
Alrededor de un 90% de la energía que consume se disipa en calor, lo que la hace una fuente sumamente ineficiente. Es además una tecnología muy vieja, basada en el invento de Edison con muy pocas variaciones. Aunque el tono y color de luz que emite es muy cálida, agradable y su precio muy económico, ha llegado el momento de despedirse del incandescente.
Nos quedan entonces las opciones del fluorescente o el LED. En términos de eficiencia energética, ambas tecnologías son muy similares. La ventaja que dice ofrecer el LED (aunque la tecnología no ha estado tanto tiempo en uso residencial como para verificarlo), es que se reemplaza cada 25 años. Es probable que usted se vaya de su casa antes de que tenga que reemplazar sus bombillos LED.
Esto supone además una gran ventaja para el medio ambiente porque implica menos desechos por sustitución. El fluorescente, en cambio, dura de uno a tres años y produce residuos de mercurio y otros desechos al eliminarse.
Verifique la cantidad de lúmenes emitidos
Muchos fabricantes de lámparas LED nos enamoran con la promesa de iluminar con tan solo un watt de consumo. Muy bien, pero ¿cuánta luz nos entrega ese watt? La sustitución de una fuente de luz por otra es comparable únicamente si ambas entregan la misma cantidad de luz.
Esta cantidad de luz emitida se mide en lúmenes (lm). Ese dato se encuentra generalmente dentro de la ficha técnica en la caja del bombillo. Revise bien la cantidad de lúmenes que ofrece un fabricante antes de sustituir sus sistemas, de lo contrario podrá consumir menos energía, pero también verá menos.
Consulte la temperatura de color
La temperatura de color se refiere a luz cálida versus luz fría; es decir, luz más amarillenta o más blanca. La primera nos da sensación de calma y se utiliza en espacios sociales, la segunda nos activa y se usa más en espacios de trabajo.
Si usted quiere reemplazar luz incandescente por una más eficiente sin perder el tipo de ambiente que esta genera, debe buscar LED o fluorescente de luz cálida. Pregunte a su asesor o fíjese en el empaque, normalmente se indica la temperatura de color en él.
Revise el tipo de base y forma de la lámpara
A la hora de hacer un remplazo debe asegurarse de que lo que compra calce en el sistema que ya tiene instalado, y esto depende de la base.
Asegúrese que tanto la forma de la base (rosca o pines) como el voltaje de operación coincidan con lo que tiene instalado en su casa.
¡Muy bien!, ya está listo para dar el paso.
Únase al cambio y ponga su granito de arena en la construcción de un planeta más limpio.